
Un león en la ciudad
Nunca he dejado de recordar que, cuando era pequeño, y el auto aguardaba el cambio de semáforo de La Marina y Universitaria, yo solo giraba el rostro y, a un par de metros de mí, estaba recostado un león de mirada triste, en continuo descanso, y con la piel sucia y pringosa. Eran los primeros